Soy mujer tostada de sol y luna. Mi evangelio son las letras del alfabeto desparramadas en el temblor de una rosa.
Angelal
En mi voz de mujer
domingo, 23 de marzo de 2014
Una mujer de letras - perfil Periódico Vivir en El Poblado
Cientos de palabras que había recortado de periódicos y revistas las insertaba en una bolsa para mezclarlas y luego lanzarlas al aire. Al caer los pequeños papeles al piso del patio de la casa, los 13 hijos de Luis Arturo Penagos se tiraban al suelo para recoger las que más pudieran y así jugar a formar frases a contra tiempo. Desde ese momento la poesía preguntaba por Ángela a través de juegos, conversaciones y lecturas con su padre. “Lo llamo el filósofo del viento”, dice ella, refiriéndose a Luis Arturo. Con esas mismas palabras tituló un poema que escribió en su memoria muchos años después de haber disfrutado esos juegos en su infancia en Belén. Ahora Ángela vive en el barrio Manila, es madre de dos hombres, abuela de tres niñas, pero, sobre todo, Ángela Penagos Londoño es poeta.
A los juegos de palabras infantiles se sumaron cuentos, tertulias de literatura con los vecinos y obras de teatro en la juventud. Las creaba de principio a fin con algunos de sus hermanos, y aquellos que no participaban le servían de público.
Entre esos juegos de teatro y la escritura de cartas de amor empujadas por las hormonas adolescentes de sus compañeras de clase, empezó a exteriorizar su interés en la escritura y la poesía. En el colegio vio por primera vez que sus palabras podrían sorprender a los lectores. “Una de las monjas de La Presentación nos puso a escribir una carta y yo elegí como personaje narrador a un pato. Ella abrió unos ojos inmensos y vi que había algo interesante. Entendí que la imaginación es poderosa; como decía Santa Teresa de Jesús, es la loca de la casa, y yo he querido despertar esa loca que hay en mí”.
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