Angelal

Angelal
El amor es una estación de preguntas y la luna lámpara de sombras sobre el cielo.

En mi voz de mujer




miércoles, 30 de julio de 2014

POR EL MILAGRO DEL LENGUAJE, SOMOS


Yo vengo de un tiempo en el que conversar era el don, el privilegio y la costumbre. Alrededor del fogón nos sentábamos a escuchar las historias que mi papá nos contaba cada noche. En cada una de sus palabras la voz se volvía fuego, danza, vuelo.

Éramos cómplices de un universo de imágenes, aprendimos de un mago que existe dentro de cada palabra, cuando se nombran las cosas, aparecen. Las palabras son las encargadas de pintar en el blanco de la hoja, en el de la página. Se comienza en la palabra del otro, en el borde de los labios, en la nada.

Era un ritual por donde se nos asomaba el alma, el amor y la locura. Ahí está la varita mágica para la paz. El diálogo nos permite tejer sonidos y cantos nuevos, necesitamos el encuentro, el intercambio y la reconciliación, mensajeros de todos los latidos olvidados de la tierra, para reconocernos solidariamente.

El lenguaje es la casa del ser. Esta afirmación del filósofo alemán Martín Heidegger lleva a cada palabra, en el misterio de símbolos que cada una encierra, a formar y construir un refugio, un iglú, un amparo, un silabario amoroso de techos y cámaras invisibles, de cielos y buhardillas donde los sonidos flotan y cada letra nos hace más humanos, única materia que puede pensar una estrella, como lo dice tan poéticamente el astrónomo Carl Sagan.

Así, por los abismos y cimas del lenguaje, nos expresamos, nos rea-firmamos y por un milagro del habla SOMOS.
El ser humano más asombrado que ha existido, hablo, por supuesto, de Leonardo D´Vinci, se maravillaba de cómo en la garganta se lograba ese prodigio de la palabra en las cuerdas vocales, como si poseyéramos, ahí, un instrumento musical, poblado de gorriones o ruiseñores.

Y además, el prodigio, SE CANTA y se alarga en regocijos para decir la flor y el astro.
Por el lenguaje, nos humanizamos y entramos en los enigmas de los otros lenguajes de la naturaleza.
La poesía y el arte, permiten esa magia, de descubrir cómo nos puede hablar una libélula, una araucaria…
Así recibimos los lenguajes de los nautilus desde el fondo de los mares o allende el universo.

ANGELA PENAGOS LONDOÑO
POETA

viernes, 25 de julio de 2014

ESPALDA

EL CANASTO - UN CUENTO

El índigena de ojos frescos dijo: "Busca tu esencia", sonrió y salió despacio. El silencio se hizo nube. Observé el canasto viejo y no veía más que los pequeños pliegues del tejido. El embrujo me envolvió de la cabeza a los pies cuando penetré en el secreto. El canasto se llenó de leños que endulzaban la comida hecha por las manos tibias de la abuela, la sabiduría de la yuca, los ojos del maíz iluminados de sol llamando a los ancestros, las hojas del helecho endulzando la danza al paso de los pájaros. La palabra existe cuando una voz llama y pronuncia mi nombre. Miré al cielo y comprendí que la vida en su esencia es maravillosa. ÁNGELA PENAGOS LONDOÑO

lunes, 21 de julio de 2014

TRENZARÉ MI TRISTEZA

TRENZARÉ MI TRISTEZA... Un precioso relato. FOTOGRAFÍA: Candelaria Rivera de la serie "Amor de Campo". Tomada en Nicaragua. Decía mi abuela que cuando una mujer se sintiera triste lo mejor que podía hacer era trenzarse el cabello; de esta manera el dolor quedaría atrapado entre los cabellos y no podría llegar hasta el resto del cuerpo; había que tener cuidado de que la tristeza no se metiera en los ojos pues los haría llover, tampoco era bueno dejarla entrar en nuestros labios pues los obligaría a decir cosas que no eran ciertas, que no se meta entre tus manos- me decía- porque puedes tostar de más el café o dejar cruda la masa; y es que a la tristeza le gusta el sabor amargo. Cuando te sientas triste niña, trénzate el cabello; atrapa el dolor en la madeja y déjalo escapar cuando el viento del norte pegue con fuerza. Nuestro cabello es una red capaz de atraparlo todo, es fuerte como las raíces del ahuehuete y suave como la espuma del atole. Que no te agarre desprevenida la melancolía mi niña, aun si tienes el corazón roto o los huesos fríos por alguna ausencia. No la dejes meterse en ti con tu cabello suelto, porque fluirá en cascada por los canales que la luna ha trazado entre tu cuerpo. Trenza tu tristeza, decía, siempre trenza tu tristeza… Y mañana que despiertes con el canto del gorrión la encontrarás pálida y desvanecida entre el telar de tu cabello. Trenza tu tristeza, decía, siempre trenza tu tristeza… Autora: Paola Klug -

sábado, 19 de julio de 2014

Jardín de peces

Viajo en las escamas del tiempo/ acunada por olas de sal./ Me refugio en la profunidad del coral,/ la canción primitiva/ se disuelve en la claridad salvaje del mar/. Buceo, / buceo/ en el interior del misterio. ÁNGELA PENAGOS LONDOÑO

Poeta Encarnación García de Limones - Zarzal

"Viejito quiero ir al Encuentro de Poetas en el Museo Rayo, él contestó no tenemos plata. Yo me llené de tristeza y me puse a llorar. Le dije: mijo yo vendí unos huevos y tengo guardada esa platica, a lo que él contestó. Vaya pues." Así comienza la historia de Encarnación García, que vive en la vereda Limones de Zarzal en el Valle del Cauca. Ella había oído por la emisora la noticia del encuentro que Agueda Pizarro hacía cada año en el Museo Rayo y su deseo era llegar allá para decir los poemas que había creado. Cuenta que se puso un vestido de color verde y unas arrastraderas de colores que ya estaban reventadas. Salió a la carretera y comenzó a andar. A la mitad del camino las arrastraderas se reventaron y ella siguió descalza. Cuando llegó a Zarzal preguntó cuál era la buseta que iba para Roldanillo. Esperó paciente, cuando le dijeron,señora, señora... esa es. Ella se montó, cuando vió unas señoras que venían en la buseta, todas encopetadas, se hacía la que no era con ella, mientras el bus seguia su viaje. Al llegar al parque, el conductor dijo: "Llegamos a Roldanillo, se pueden bajar". Ella preguntó dónde quedaba el Museo y seguió el camino indicado. Al entrar, le dijo a la niña que estaba sentada recibiendo a las poetas "Yo vengo a participar del encuentro" ella le dijo: Mire, vea, hablé con la señora Agueda que es la encargada. Encarnación se le acercó y le dijo que venía a participar. Agueda le preguntó ¿Usted es poeta?- No,no soy poeta, pero cómo y entonces como a a recitar". Encarnación señaló con la mano y dijo que lo que había inventado todo estaba guardado en la memoria y que ese era su libro. Agueda le pidió que le recitará un poema y ella de prisa dijo "La destrucción de Armero". Su voz alumbra cada año el recinto sagrado del Museo Rayo, donde prima el respeto por la diferencia y el reconocimiento de la hermandad entre las mujeres poetas. Ahora ella es la viva expresión de las mujeres del campo.