Angelal

Angelal
El amor es una estación de preguntas y la luna lámpara de sombras sobre el cielo.

En mi voz de mujer




jueves, 26 de diciembre de 2019

Susurros para la evolución - navidad



SUSURROS PARA LA EVOLUCIÓN

La noche se ha cerrado. La ciudad agotada y adolorida por la desigualdad y la miseria, donde las oportunidades son una historia
que recuerda una época donde el mundo de las posibilidades alimentan la mente de los habitantes de la tierra. Una ciudad donde
el hambre y la tristeza se conjugan en la profunda decepción de una vida sin sentido. La ciudad donde deambulan los seres humanos
como zombies acabando con todo lo que dignifica la vida humana.

Desplazados por los hombres que se declaraban las guerras, que imponían impuestos a los que no tenían con que pagarlos, que
confiscaban fortunas para concentrar la riqueza, que ordenaban arrestos y pretendían censurar todo aquello que no acataba las normas
de los poderosos y viéndose ya sin abrigo, María y José salieron de la inospitalaria ciudad y se refugiaron en una gruta que se en-
contraba al pie de la colina que miraba al cielo, un cielo lleno de estrellas y de luceros, que en la estela de sus movimientos
escribía con el polvo de las estrellas la ciudad del futuro, esa era la ciudad que estaban esperando todos aquellos que con fe seguían
creyendo en el poder de la raza humana.

Seguían a María y José, la mula que le había servido de humilde cabalgadura durante el viaje y en aquella cueva hallaron un manso buey
dejado allí probablemente por alguno de los caminantes que se habían ido a buscar hospedaje en la ciudad que no reconoció a los
mensajeros del cambio.

Este recinto natural iluminado por la luz del firmamento no habla de ese lugar donde no hay quien se queje de la pobreza, que habría
sido insufrible, ni de la riqueza que habría sido la forma más incomoda de la vulgaridad. La luz que José tiene en la mano ilumina
tenuemente ese pobrísimo recinto, ese pesebre lleno de paja que es figura progfética de las maravillas del mundo que está por llegar,
donde hombres y mujeres en la íntima y prodigiosa unión con Dios son conscientes de su compromiso con la historia que los escogió para
ser los artífices de un mundo diferente.

Pero ha llegado la medianoche, y de repente vemos dentro de ese pesebre, poco antes vacío, al divino Niño esperado, vaticinado, deseado
durante cuatro mil años con inefable anhelo como la encarnación de la esperanza y del sueño colectivo de una humanidad que necesita
vivir en paz.

A sus pies se postra su Santísima Madre, que no cabe de la dicha al sentirse elegida, bendita entre todas las mujeres, para ser la pre-
cursora de la nueva mujer, que no se deja esclavizar, que se valora y se proyecta como diferene+te, porque se reconoce como la protagonista
de un nuevo mundo que reclama una presencia femenina actuante, transformadora y líder de los procesos de cambio social, político y
económico.

José también se acerca y le rinde el homenaje con que inaugura su misterioso e imponderable oficio de padre, que ejemplifica al hombre
que no esclaviza, que no somete, que no destruye. El hombre nuevo que convoca y trabaja colaborativamente, sin distingo de edades, ni
de razas, ni de credos en la creación de una comunidad que habla un lenguaje distinto, que abandonó para siempre la narrativa de la
desconfianza, el miedo y el odio y que crea desde la solidaridad, la aceptación del otro, como un ser humano diferente.

La multitud de ángeles que desciende de los cielos a contemplar esa maravilla sin par, dejan estallar su alegría y hacen vibrar en los
aires las armonías de esa Gloria in Excelsis, que es el eco de la adoración que se produce en torno del Altísimo, hecha perceptible solo
en los susurros por un instante entregados a los oídos del planeta tierra.

Convocados por éllos, vienen en tropel los pastores de la comarca a adorar al recién nacido para presentarle su compromiso de cambio como
preparación para la nueva era. Ya brilla en el oriente la misteriosa estrella de Jacob y ya se pone en marcha hacia Belén la caravana
espléndida de los reyes magos, que dentro de pocos días vendrán a depositar a los pies del Divino Niño, el amor, la confianza y la fe en
el mundo que ya aparece en el horizonte.

Se escuchan los susurros de hombres y mujeres transformados: el futuro ya comenzó. Feliz navidad

Ángela Penagos Londoño.


sábado, 26 de octubre de 2019

Campana oculta - poema




Campana oculta

De Eloisa a Abelardo

Deja hablar a mis lágrimas

Invoco el derecho a la gracia
de mi cuerpo
en la liturgia del hábito
prendido en el amor
elevado al incienso.

La soledad es un claustro
de campana oculta

me rebelo ante el cielo,
lavo mi angustia
en el pórtico
de una sola sombra.

No descansaré
hasta que me recibas
en el salmo naciente
y en la devoción
de tu pecho.

Regresaré
serena en la fe
de la auora
como una flor desnuda
en el dolor.

Ángela Penagos Londoño

Domingo - poema








Domingo

Llega ahora
en el dulce llamar
de un lenguaje nuevo.

Acércate
este domingo
a la fuerza de mi vientre
donde te padezco
y te contengo.

Quiero rastrearte
a la hora del jaguar
en el reino de tu incendio.

Y arrinconarte
a mi enardecida
jungla
como centellear
del corazón en el exilio.

Oasis del beduino ´poema



Oasis del beduino

Pálpame amor
en el laúd de la arena
en la naturaleza despierta
y en el brio del goce.

En obligada lentitud
dibuja cardúmenes
muy cerca del centro.

Enséñame a ser hija del viento
oasis del simún
cobra y sabia mujer
tienda en la noche del desierto.

Y dómame
de sándalos más allá
del espejismo.

Ángela Penagos Londoño

En el ámbar




En el ámbar

Lince mío
me tomas por asalto
en el puente levadizo
de los cuerpos.

Desciendo abnegada
y natural
como hoja de laurel
en el patio
y te conjugo
en mi tiempo.

El ojo del ámbar
es un halo de relámpagos
en la dulzura
del sosiego.

Ángela Penagos Londoño

martes, 20 de agosto de 2019

Geografía del beso - poema



GEOGRAFÍA DEL BESO

Renovar la sangre
como la flor al brirse
siempre en su olor.

Nuestros labios
dejan de lado
el mundo
mientras el día se alarga
en su primer paraiso.

El corazón
aprendió
a presagiar sonrojos
en la magia del festejo

mientras salivas mi boca
de azahares.

Ángela Penagos Londoño

Dadora de fuego - poema



DADORA DE FUEGO

Me entregué complacida
al vaivén de tu océano
sentí el grito del alcaraván
y el plácido vino
de la noche.

Ungida
en los pliegues santiguados
de mi orquidea.

Soy dadora
resplandecida
!Si!
cuando rebosas
y celebras
delirante.

Ungüento de sol
colgado en la
ternura de las horas.

Ángela Penagos Londoño

Rito para la seducción - poema




Rito para la seducción

Cada poro
es maná
para esta ceremonia.

El biombo en la penumbra
concede el inicio
al placer de la hora.

La onda del perfume
crece en la sábana
y envuelve en placidez
la cintura.

Lentitud de la música
arrastrando candelillas
de felina
agazapada
en su propia selva.

Ángela Penagos Londoño

Resplandor - poema



Resplandor

Juntemos la piel
en los puntos precisos

mientras deshago el ansia
y el temblor
en la sofocación
de tu cuerpo.

No importa si encajo en ti
o tú en mí,
somos fragua del viento
en los molinos.

Novicia de caricias
devota de tu cielo
bucanera de entregas,
anfitriona de espejos.

Amor
ansía de compañía
en los predios
de mi lecho.

Ángela Penagos Londoño

sábado, 17 de agosto de 2019

HOGUERA - poema




Las manos como estrellas.

Y tú
hoguera para encender
mi cuerpo.

Vía la piel nos fugamos
en el solo miramiento.

Tibieza de inspiración
diamante sin aristas

Atarraya de pescador
sudor joven
en fulgores de vientre.

Ángela Penagos Londoño

Intimidad - poema




INTIMIDAD

Cuando los amados se reúnen
en su danza
balancean las horas
y voltean las cartas
al eclipse del juego.

Migran
como mariposas
en la galería de nueve lunas
y en el velamen
seguro
de la espuma

Esplendente desnudez
de las colinas,
los labios húmedos
ungen las orillas
de la entrega.

Ángela Penagos Londoño

Brújula - poema



BRÚJULA

En la noche
-arsenal de misterio-
la brújula apunta
hacia el oeste
de mi nostalgia.

Intento hallarte
en las manos cautivas
y en la esquina invisible
de los días.

Responde
como lo hace el campanario
al regocijo del encuentro.

Tal vez te apiades
si una canoa salva
la ola
y regresas ansioso
en el sonido justo
de las mareas.

Ángela Penagos Londoño

miércoles, 14 de agosto de 2019

Por la celosía - poema



POR LA CELOSÍA

Luna,
eslabón de la noche
abres postigos
a la melancolía
del deseo.

Mientras me aferro
al amor
como luciérnaga
en la llovizna.

Gira la vida,
luna
celosía del tiempo
en los ojos que atisban.

Ángela Penagos Londoño

Credo del amor - poema

+

!Yo creo!
El amor se aviva
en la bondad del agua
en los dones de la tierra
y en el enigma del fuego.

!Yo creo!
En la alegría
guardada en el instante
del sosiego.

!Yo creo!
En la puerta
al vitral del sueño
en la visión del alto nido
que hizo una oropéndola
y en la hoja perdida
en el tejado.


!Yo creo!
En el infinito que nos llama
al juego de ser niños
tardecita de hogar
corazón dispuesto
a la serena elevación
de la vida.

!Yo creo!
En las manos que despiertan la piel,
en el fuelle de la respiración
que invade la plenitud del ser
y en el cuerpo fatigado
que sigue de pie

El amor espera paciente
ser amado.

Amén.

Ángela Penagos Londoño

Seamos en el amor - poema



SEAMOS EN EL AMOR

Hombre curtido de soles
modesta suavidad
en los ojos negros
del viento.

Celebremos la fiesta del condor
y los alcaravanes en el cielo
con la voz resposada de tu nombre.

Llega ahora
una siesta de mieles
hermosa desnudez
del alfabeto.

Ciñamos la corona
de los reinos antiguos
en el mismo faro.

Y sea tu parpadeo
eslabón de fragancia
en el otoño tibio
de mi cuarto.

ÁNGELA PENAGOS LONDOÑO

Aire dorado de Mayo- poema



AIRE DORADO DE MAYO

La música
suspende el agobio
de los ojos.

Una vela
ilumina la emoción
en el aire dorado.

La nobleza de Mayo
ampara a los amantes
y se ajusta
en las manos confiadas.

Quédate amor.

Llamea sigiloso
al borde mi piel.

Haz la ronda de mimos
como en una serenata
oculta.

Fúndete en la hora grata
y refresca los muros
de la noche.

Ángela Penagos Londoño

En la vía - poema




EN LA VÍA

Te asomarás en el aire,
en la humedad de mis ojos
en todo lo que hemos amado.

Aún en el encuentro
porque somos
la misma lluvia.

Tu y yo en la vía
de la sangre
y en el reconocimiento
de la dicha

Sabré de ti
no por tus pasos
sino por la vibración de la casa.

Atrás la luz.

La noche se anuncia
en la certeza de la mañana.

El café estará servido
y aromará tu regreso.

Ángela Penagos Londoño

Los enamorados - poema



Son ángeles de hibernación
vuelan sin cadenas
y descienden abrazados
al solio de la flor.

Los enamorados
son vigilantes del vacio
en medio del mundo
sostienen el violeta
del poniente.

Son parte del cielo,
husmean y se interrogan
en la sortija
de la sombra
y salen a tender sueños
por la puerta del día

Los enamoradas son dueños
de la verdad,
ven la música del trigo
y se dan besos bienaventurados
en la geometría de los labios.

Desbordantes,
esperan la noche
y se hunden
a la hora justa
de sus corazones en riesgo.

Y el colibrí en lo alto del guayacán
al verlos,
aletea más los pétalos
y alfombra de amarillos
los deseos.

Ángela Penagos Londoño

Voces infinitas - poema



Voces infinitas

La semilla guarda la sombra
y es jornalera
de todas las parcelas.

El pájaro se encorva
picotea de cantos
los días de sol.

El asombro
de la piedra
escribre sobre las ancas
del tiempo,
graba los andares
y saberes del ayer.

El alfabeto gris
anida al fuego,
a los pigmentos,
a la rosa.

Y la tiza
fija en silencio
almenas
de mil batallas.

Ángela Penagos Londoño

Nada para olvidar - poema



Nada para olvidar

Ha vuelto a pasar la noche
como un cometa desierto
que nadie alza a ver.

Libre es el olvido
cotidiana la muerte,
peregrina de dichas
y de ocasos.

Nada sabemos de nosotros,
el furor de los cristales
se apaga en la memoria.

Ángela Penagos Londoño

martes, 13 de agosto de 2019

Naufragio - poema



Naufragio

He hallado el oro perdido
de mis alas
en el navío ciego
del naufragio.

Dormidas las palabras
todo muere
y se hunde en la herida
al escaparse el recuerdo.

Los pájaros marinos divagan
en el silencio de las nubes
y en mis pupilas.

Telarañas en el letargo
de otro resplandor.

Ángela Penagos Londoño

Westerlund - galaxia nueva - poema



Soy de la galaxia humana
ángel que perdió sus alas
en los muros del miedo.

Sobrevivo en el agujero
de la caverna
tupida de historia
he andado los valles
y el lago del origen.

Busco la tienda de los astros
cadencia
pulsación
verdadera leche del cosmos
de regreso al lindero de mi hogar.

!El universo!

Ángela Penagos Londoño

Cuarzo blanco - poema



CUARZO BLANCO

A Lucia, mi madre

No dire palabras
las he enredado en el cordel
de los ancestros
como hoja huérfana
bajo la sombra del naranjo.

Los surcos de mi rostro
acongojado
muestran la risa y el llanto

súbita lucidez suspendida
en la línea del espejo.

Vanidad del gesto
en el azogue despoblado.

Dicen que cada tarde
voy por senderos extraviados
hilando las madejas
de la ausencia.

La vejez es un cristal
de curazo blanco
guardado
entre mis párpados.

Ángela Penagos Londoño


Mi querida bicicleta -poema



Mi querida bicicleta

Te vuelvo a ver
con tu corazón rosado
y el movimiento
de plenitud y sencillez
entre los arreboles
y la escuela

Aprendí a andar en equilibrio
el cuerpo cintilaba
unido a ti por el manubrio
y tu docilidad
atravesa la meta
más allá del júbilo.

Ahora estás
quieta
varada en el zarzo
arrumada, con la maleta de cuero
antiguas leyendas
y la muñeca de trapo.

Este encuentro sella
la evidencia de los baches
dejados en regiones perdidas
y en las ruedas apagadas
del tiempo.

A tu alma viajera
vuelve una lágrima
y las dos siempre vamos
al descampado.

Siempre al aire,
a ese cielo abreviado
de la infancia.

Ángela Penagos Londoño

Clepsidra - poema




Clepsidra

Soy rumor de astro
sangre que va al mar
piel tejida de pálpitos
por los seres que han pasado.

Soy el pacífico despertar
del sinsonte
aliento del quark y del roble
memoria sensorial de los ríos
en su destino avivado.

Soy sendero elemental
en la pompa solitaria
de la lápida olvidada

piedra labrada
a la medida de los pasos.

Soy todas las ancianas...
barca encallada
de las mujeres atormentadas
lazarilla de sombras humanas

en el banquete de Hipatía.

Ángela Penagos Londoño

Jardín de peces - poema




Jardín de peces

Viajo por las escamas del tiempo
me refugio en la profundidad
del coral,
canción primitiva
disuelta en el cielo
claridad salvaje
del mar.

Buceo,
buceo...
en el interior de la nostalgia
y en la soledad infinita
de las piedras.

Ángela Penagos Londoño

jueves, 25 de julio de 2019

47-31 La puerta grande de Rionegro - poema




47-31
La puerta grande de Rionegro

"Para siempre cerraste alguna puerta"
Jorge Luis Borges

La madera es al artesano
inspiración con la gubia
que lima los vacíos.

La puerta
enchapada en madera y bronce
lleva a los lados rosas
que brotan desamparadas
de tiempos y de ruegos

Arcos vivaces
se levantan
y es el umbral que nos
pasa a otra época,
rasgos de una grieta ajena
y en los listones ruedan
lágrimasde olvido.

Mientras me reclino
bajo el auspicio del silencio,
de la madera escapa
un perfume
de una vida vaga
y llena de recuerdos.

martes, 28 de mayo de 2019

Aire dorado de Mayo - poema




Aire dorado de Mayo

La música
suspende el agobio
de los ojos.

Una vela
ilumina la emoción
en el aire dorado.

La nobleza de Mayo
ampara a los amantes
y se ajusta
en las manos confiadas.

Quédate amor.

Llamea sigiloso
al borde de mi piel.

Haz la ronda de mimos
como en una serenata
oculta.

Fúndete
en la hora grata
y refresca los muros
de la noche.

Ángela Penagos Londoño

miércoles, 17 de abril de 2019

Marga López Díaz - Presentación del libro Sulabena




A la poeta genial
A la poeta sensible
A la querida escritora
MARGA LÓPEZ DÍAZ
Ella es una forma de emoción que llega a alumbrarnos con su estrella
Sulabena.

La Red de Mujeres Artistas de Medellín – REMART rinde un homenaje a la poeta que si sabe hablar en forma colectiva porque se enuncia como una maga que es capaz de reunir, convocar y hacer sortilegios con las palabras de la naturaleza, del cosmos, del amor.

Marga quiere recuperar y enseñar a los estudiantes mitos y leyendas que son un reflejo de las costumbres y condiciones de vida de nuestros indígenas, como la leyenda del Dorado en Guatavita, laguna sagrada que era el sitio ceremonial donde el cacique muisca llegaba acompañado de cuatro sacerdotes en una balsa de madera, antes de sumergirse impregnado en oro y cargado con los tesoros que recogía de la comunidad. Relatos breves que tienen Imágenes fascinantes, de una belleza única y que narra la historia de nuestros
ancestros recuperando el patrimonio oral e intangible de la literatura colombiana.

Marga López Díaz es testimonio y memoria, enriquece el lenguaje con el ritmo oral de sus palabras y tiene la capacidad de poner en el centro de las historias su energía mística en una sinfonía de tonos azules.

En ella se combinan de una manera sublime su timbre de voz , el ritmo oral de las palabras y su capacidad de entregar su conocimiento con estilo personal, dadora de su amor y de su vida. Por eso Marga López Díaz es la Maestra.

Ángela Penagos Londoño


lunes, 15 de abril de 2019

Tierra mi cuerpo - poema



Tierra mi cuerpo

El árbol
desgajó la corteza
de los trinos.

Vuelvo a la sombra
de su hondura
y el cuerpo alucinado
guarda
amor a los tejidos.

Ceremonia del rocío,
la célula
viaja por el cuerpo
como estrella sola.

No se abandona la lozanía
que vivió en mí,
se disuelve hora tras hora
bajo el aljibe
como un mensaje festivo
en las desoladas aguas
del río.

Savia de samanes
sube por el tallo
hasta la última rama.

Ángela Penagos Londoño

sábado, 6 de abril de 2019

Si eres alfarero - poema






Si eres alfarero

Si eres Orfeo
te miraré eternamente
inclinada.

Si eres cielo
me envolveré
en flor de nube.

Si eres mar
seré caracola
esplendente.

Si eres boca
seré fruta
de fuego maduro.

Si eres alfarero
yo
vasija de apariencia
fresca.

Si eres paisaje
seré viento que mora
en la hierba.

Si eres libro
búscame en la palabra agua
y brotaré en corona
como fugada
del olvido.


Ángela Penagos Londoño

domingo, 24 de marzo de 2019

La siempre viva en el poema - Margarita Mesa con un sol al pecho







LA SIEMPRE VIVA EN EL POEMA
Margarita con un sol al pecho

Margarita Mesa era una mujer con el oficio antiguo de la modistería en la dicha de un dedal , un tubino de hilo, con la música de la máquina de coser a sus espaldas. Toda máquina de coser en una casa, es el oficio sagrado del desvelo de tantas madres y abuelas que lo han precedido.
Me atrapó cada palabra de sus poemas por su fuerza, la vitalidad de sus palabras que me alejan de lo que no es poesía. En sus recitales, Margarita nos entregaba la calma y la belleza a través de su dulce expresión que era como un globo de colores lanzado al viento.
Su poesía era muy buena por su contenido, la música y la sencillez con que contaba la cotidianidad de los seres humanos. Margarita era una de las mejores poetas de Colombia, aún en el silencio.
Necesitabamos que publicara un libro con el regocijo de su grandeza para poder leer lo que sufrió y vivió haciendo poesía. Porque para Margarita, el legítimo lenguaje que tenía era observar lo cotidiano y el alma de los seres humanos para escribirlo en soneto o en poesía libre. Nos decía que su más grande sueño era pagar la última cuota de la casa para dedicarse a la publicación de su libro.
Hoy recuerdo cuando fuimos invitadas al encuentro de Poesía en Frontino y nos tocó compartir la habitación en la Casa Cural, lo que me permitió establecer un diálogo íntimo con ella y escuchar su alma que buscaba una identidad estética propia.
La resonancia de su voz nos sigue acompañando en la itinerancia de la exposición Sostén Poemas, Versos de leche cuando dice
Sube de la madre tierra
en el agua,
en el pan
y semillados
-los senos-
de leche florecerán.
Perteneció al taller literario Aluna que dirige la poeta Marga López donde brilló siempre por su alta poesía.
Te recuperamos hoy en el recuerdo Margarita en este homenaje, a partir de la mística de tu poesía porque nos llevaste de la mano al mundo fabuloso de lo imaginado. Y en ese territorio habitas tú.

ÁNGELA PENAGOS LONDOÑO



miércoles, 20 de marzo de 2019

A mis hermanas - poema




Las hermanas viven aún
en el deslizadero
de la infancia,
son añoranza de recreos
y de cansancio de juegos.

Viajan por los lados del alma
que aparece en el comedor
al lado de una tacita
de porcelana.

Traen recuerdos de mamá
en la madrugada
de pañales tendidos
como pájaros asilados
en el viento.

Vienen enredadas
en el girar de la hula hula
y en la huida de una araña
por el camino del zaguán.

Ellas son el rezo pronunciado
en la vacilación de la noche
al compás del eco perdido
en libertad.

Crecimos bajo sabanas rosadas
que se volvían montañas
durante el sueño.

Un día se fueron
y se llevaron las palabras
y el resto de las horas.

Angela Penagos

miércoles, 16 de enero de 2019

Serenata blanca





Serenata blanca

El cuerpo mece
milagros y leche
en el corazón
recién llovido.

La vida
habita en el vacio
atada al aliento
y a la cintura
del mundo.

Ángela Penagos Londoño

domingo, 6 de enero de 2019

Clavelín del aire - La planta que se las arregla sola



Clavelín del aire

Sobre la línea valerosa
de energía
un enjambre vegetal
se mece con el viento.

Pende de un hilo
telaraña equilibrista
en la mitad de la nada,
tan desprovista de color
muestra los guantes de hilo
novedad en la codicia
del perro.

Corsaria
aferrada a su luz
por el misterio que percibe.

Un montón de pájaros
intercepta el arca
-sombra suave-
en el movimiento infinito
de la vida.

Ángela Penagos Londoño