obra de la portada Salto Cuántico - artista plástica Dora Luz Delgado.
Cátedra Pedágogica - Colección "Escritores Latinoamericanos"
Director Olegario Ordoñez Díaz
Presentación: Filbo 2023 - Bogotá - 26 de Abril, 2023
PRÓLOGO
La luz que llega. Ángela Penagos Londoño,
Ediciones Cátedra Pedagógica, Bogotá, D.C., 2023
¿Qué valor tiene la poesía, si no es el de ser la luz del mundo? La poesía esclarece las tinieblas a través de la metáfora para encontrarle sentido a la existencia. La poesía devela la esencia del ser. Como la luz, descorre las sombras para crear —poesis—, para hacer visible el mundo. Vicente Huidobro en su Arte poética dice que el poeta es un pequeño dios. Y, en realidad, lo es, porque es un demiurgo que crea y organiza el universo a través de la palabra y del silencio, tan vital como la palabra misma (Mi ancho corazón / sostiene / el silencio), pues el silencio no es la ausencia de palabras, sino el intersticio donde se anida el pensamiento, la palabra pensada, la luz.
En La luz que llega, la poeta colombiana Ángela Penagos Londoño va girando, a través de las ondas iridiscentes, para hacernos partícipes de ese acto creador mítico, que surge desde el caos, la quietud eterna y las tinieblas, que conviven con el verbo —la palabra—, los rayos de luz y los progenitores, quienes deciden hablar para separar la oscuridad de la claridad, el cielo de la tierra, crear el mundo y, antes del amanecer, formar los seres que lo habiten, los adoren y sean gratos con ellos. La poeta dice: /“la luz somos todos. La poesía es representación de la unidad, / infinito resplandor en el vientre de la creación” /. En ella, la palabra se hace luz, y la luz se hace cuerpo, habita en el mundo, en armonía con la naturaleza. / “La palabra estará a salvo / en el códice de los pájaros” /, señala la poeta.
Pero también la voz poética de Ángela Penagos nos lleva a recorrer los vericuetos del mundo interior, los recuerdos, la simpleza e ingenuidad de la infancia, la familia, el hogar, la madre, el padre, la abuela, los hermanos, el asombro ante el descubrimiento, la añoranza y la incertidumbre del devenir; un mundo en el cual la luna y sus fases simbolizan el misterio, el eterno renacer, el viaje, la conexión con lo primigenio, la poesía misma. La luna/es la misma luz que alumbró / el tiempo / de los faraones. /
La luz que llega es un acto de celebración, de música, de sueño, de nostalgia, pero también de alegría y de esperanza; una voz sensible que, como la luz del crepúsculo, llega a nuestra alma, justo antes del anochecer y justo antes del amanecer, con una palabra susurrante, de fuego, de agua, de viento, de tierra; una voz que nos lleva en un viaje sideral, cósmico, desde el principio, desde la quietud de nuestro universo interior, al retorno; una voz que nos incita y nos propone la libertad de nuestro espíritu, para descubrir, entender y crear, como alfareros, como poetas lectores, nuestro propio mundo… Tal es el valor de su voz poética: la luz que llega...
Olegario Ordóñez Díaz
Editor
