La poeta que quiero ser

Quiero ser una poeta valerosa y delirante, que mi poesía hable de soledad, dolores, alegrías y locuras. Que genere empatía emocional, que contagie con metáforas azules a los seres humanos. Quiero que la poesía empiece en mi y termine en éllos. Esta es la distancia que me separa para lograrlo: Un ruiseñor en su canto, la levadura de las palabras, el olor de los eucaliptos, el crepúsculo que cierra el día. Di el salto cuando me habitó el asombro, cuando las palabras me salvaron, cuando caminé entre la primavera y la penumbra, cuando sentí en mi pecho señales de inspiración y anidó el infinito. Cuando hice de la palabra mi identidad. Que me queda al final? El esplendor solitario, La emoción de haber vivido, la sabia dulce de la experiencia. El final abre espacios para nuevos comienzos. Que puede hacer la poesía por el hombre? Llevar luz a los agujeros oscuros de la memoria. Entender que fuimos árbol donde el bosque albergó la belleza, la música y las metáforas en la raíz del sol. Regalarnos instantes de prodigio que nos permita entender cómo fue el día antes de oscurecer. Angela Penagos www.angelapenagos.com

Gisela Sofia Posada - periodista - Presentación libro Titania

El nombre de Angela me ha acompañado desde niña. Es un nombre que desde siempre lo he sentido sonoro y especial. Es escaso, asi no bautizan a casi nadie por estos días. Angela es como un hibrido entre lo masculino y lo femenino, en su raíz reposa un ángel. Mi cercanía a este nombre tiene que ver con la poeta y escritora que amablemente consideró mi nombre para acompañar la presentación de su libro y celebrarlo entre nosotros. También tiene que ver con mi hermana y aunque nos separen océanos, un día de ventaja para ella (cuando aquí es noche, allá es día)incontables metros de distancia y muchas ansias represadas para vernos, se trata de una de las presencias más amadas y cómplice única en la risa y en el llanto. Cada vez que puedo, repito Ange-la, que te quedaste en los pliegues de mi infancia. Hoy, además de nombrar a Angela, también invocamos la palabra Titania: "Reina de las hadas". No hay que temer a veces cuando los dioses prefieren hablar a través de los poetas, de caprichos está hecho el asombro. Escribir es recordar, llevar la luz sobre agujeros oscuros de la memoria, recrear otra vez, con añejado espíritu, con los ojos torvos que dan los años y esa esquiva conciencia de ser niños para enfrentar la vida, para ver sus desgarramientos, cómo fue ese día que duró antes de oscurecer. Algo quecdrá en nosotros para entender el árbol que fuimos, dónde el bosque de afectos disolutos, intensos, terminados. cómo mi madre o mi padre, que tuvieron por destino serlo, tejieron la telaraña que sostuvo nuestras vidas. La casa, los hermanos, los oficios que constituyen recuerdos sin posibilidad siquiera de albergarlos, de invitarlos a sentarse con calma, para que vuelvan a explicar ese suceder que tanta ventaja nos lleva. Nos hablas en el prefacio de la intención que te desborda, escribir es también un acto que no obedece solo a la voluntad de hacerlo, que cierto misterio asiste el silencio del poeta y porque no, ciertas revelaciones que llegan al momento de la contemplación del mundo, como cierta "recompensa" ante el acontecer, vuelto palabra. Homenaje a las mujeres - una vasta extensión sobre lo femenino y una capacidad de tender puentes entre una historia no vivida, pero si intuida y sentida. A veces un narrador en primera persona, otras veces una observadora acuciosa las trae de regreso. Por qué sublimar esa marca, esa identidad heredada?

Palabrero de alas - poema Angela Penagos

Palabrero de alas A mi padre Luís Arturo Toma mi mano, llévame una vez más a la palabra. tú pondrás un soplo tibio sobre la heredad de los sueños. Porque fuiste ayer hierba en mi memoria, espejo en el horizonte, rumor de ternura en el fresco olor de la lluvia. Enséñame el camino, brota en la piel de la tierra como beso sin tregua en el silencio de las cosas. Es hoy de nuevo. te reconozco en los almanaques antiguos que miran mis ojos en la sangre del cordero

Negro óptico - poema Angela Penagos

Negro óptico Mira con esmero cómo se despereza la brea de la noche. Los árboles están hechos de azul, el café, perturba el cielo, blanca es la flor del trébol en el pico del abismo. Entre tanto mis ojos en tus ojos, son un enjambre acuoso bajo la luna de ríos de trigo. Cuando la luz golpea en la clorofila, nace la vida, matriz infinita, carta de colores, en el relámpago de la noche.

Diosa desnuda - poema Angela Penagos

Diosa desnuda El espejo ha visto pasar una mujer desnuda con tiempo de siglos en la frente. Deja huellas de palabras antiguas, vocablos ancestrales que nos guían hacía el tiempo del amor. La semilla se esparce por la tierra, busca la ruta en la sutil esencia de la mirada y el deseo. Majestuosa, traza el sendero de luminosos códigos. El tiempo es un barco que fluye en oleajes desde el corazón del viento.

La voz de la sibila - poema

Matriz andina - poema Angela Penagos

Matriz andina Develo mi voz que pide ser oida, soy memoria de Bachué y Dabeiba, fogón de piedra matriz andina. Recojo vacía la mochila arhuaca donde guardo metáforas de viaje, para ganarle tiempo a la derrota que golpea en el dolor de la carne. Traigo en la pulcra humedad de mi vientre el origen de agua sagrada, en sus entrañas tejo filamentos de la nueva mujer !Mujer americana!