Soy mujer tostada de sol y luna. Mi evangelio son las letras del alfabeto desparramadas en el temblor de una rosa.
Angelal
En mi voz de mujer
martes, 30 de abril de 2024
Mujer y poesía
Soy Angela Penagos, poeta, contadora de historias. Cuando nací llegué envuelta en papel celofán brillante y con la ebullición de las palabras en la boca de mi padre, un hombre campesino, vendedor de telas que viajaba de ciudad en ciudad para ofrecer su mercancía. Estudió hasta 4o. de primaria. Aprendió a leer y a expresarse y a conversar con las personas de todas las edades, condiciones sociales y políticas. Alrededor del fogón de leña nos contaba cuentos y nos dejaba recortes de periódico para que leyeramos. De forma casi milagrosa fui entrando a este universo diverso y fascinante.
En algún momento de mi vida empecé a descubrir la poesía que me cautivaba y sentía otra forma de latir mi corazón, enamorándome y seduciéndome de tal manera que mi madre cuando me veía, decía: " ahí va la poeta". Esas palabras de ella me reafirmaban en la vocación y yo misma escuchaba mi voz tenue repitiendo las palabras de mis primeros poemas. Tengo que reconocer que la poesía le dio sentido a mi vida.
Me arriegUE a escribir con entusiasmo auténtico, sin miedo a ser juzgada, rompiendo las barreras impuestas, mostrando que las mujeres también tenemos voz, conOcimiento fuerza expresiva de los poemas e inspiración, dotes naturales del ser humano.
Con cada verso que surge de mi pluma, desafío los estereotipos y marco mi lugar en este mundo literario, conquistando horizontes y dejando huella en la historia con metáforas, urdimbres, relatos y hebras de abecedario que he anudado en los libros que he escrito.
Pertenezco a la tribu de mujeres que se han atrevido a ocupar el altar de la poesía y a luchar contra los monstruos que salen a mi encuentro.
Sustento el amor a través de la palabra, transformando la imposibilidad en caminos de calma. Con la poesía honro a las mujeres que encarnan el espíritu de las armonías, reivindicando la equidad y el equilibrio como modelo de cambio, con matices profundos del arte total como verdadera práctica de libertad.
Escribir es un diálogo con mis miedos interiores.
La escritura es una experiencia sensorial, activa mis sentidos y me permite respirar a toda costa. Escribo para asumir los aciertos y las equivocaciones que me ayudan a desenredar las incógnitas de mi existencia. Me reafirmo sobre la tierra en esta búsqueda de lo bello y lo difícil.
Cuando empiezo a rayar la hoja en blanco, entiendo que hay una relación entre la materia y el pensamiento, la primera gobernada por la razón y la segunda, por la intuición.
Escribo para amar, recordar y reclamar.
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