Soy mujer tostada de sol y luna. Mi evangelio son las letras del alfabeto desparramadas en el temblor de una rosa.
Angelal
En mi voz de mujer
domingo, 17 de julio de 2011
Las alarmas del corazón
Mi madre ha comenzado a presentir su muerte. Nos quiere dejar instalado en la memoria el sentido de la existencia. Al verla recordar las historias sentimos la pena de su despedida anticipada.
Nos recrea pasajes olvidados, describe la casa vieja donde creció, devela secretos de amores inconclusos registrados a blanco y negro ambos de pie, uno junto a otro sin tocarse, rodeada por su clan de 5 mujeres y 8 hombres, su conversación huele a lluvia. Saltan los conejos en el criadero de mi hermano Arturo. Murmuramos oraciones en el patio. Sentimos inquieta la piel por el primer amor. Los amigos un recuerdo de emociones y bonanzas. La escuela amanecer de campanas y maestras en juego de alfabeto, ábaco y algarabías. La misa de gallo un santuario de sombras y de estrellas.
Cada noche me reunía con ella en la cocina donde lo simple tomaba forma. Alimentos, hilos, palabras en sus manos a través de las cuales les imprimía la huella de la paciencia, el amor y la belleza.
En una noche de verano me entregó el secreto, la llave que todas las mujeres tenemos guardada y que se nos ha olvidado encontrar el sexto sentido, que nos permite intuir las cosas.
Siempre que tengo una duda y acudo a ella para que me aconseje, me responde:
haz lo que dicte tu corazón, escucha la alarma que se enciende dentro de ti,
el sentido común.
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