Angelal

Angelal
El amor es una estación de preguntas y la luna lámpara de sombras sobre el cielo.

En mi voz de mujer




lunes, 21 de mayo de 2012

Carta para mi bien amado hijo

Juan Camilo, Desde antes de casarme me visitabas en sueños y tu nombre Juan Camilo volaba en una cometa gigante de colores brillantes. Tu nombre es la gracia de Dios, es quien viene a la tierra a hacer el bien. Así tu alma en el templo del mundo vino para ofrendar la luz. Cuando el médico me anuncio el embarazo, coloque detrás de la puerta de mi alcoba la imagen de un niño sonriente, de ojos claros y pelito de gamuza. Desde mi cama entablaba diálogos íntimos contigo que siempre se siguieron dando con un sentido profundo de amor. Llegaste un 31 de Diciembre a ocupar la cunita pintada de blanco amor vivo. La hizo Germán, el tío. Era única. Mis manos encontraban la orilla para mecer tu llanto. Eres el milagro conocido desde mis antiguos sueños. A tus tres años cuando llego Santiago a ocupar la misma cuna, tu te paraste al pie con tus carritos en la mano y le dijiste: "hermanito, hermanito, cielto que tú no tienes juguetes?... Yo te regalo los míos". Que dulce encuentro y que ternura. Siempre puntual llegabas a pedirme que te contara una historia para hacerle compañía a tus horas de alegría. Yo las sacaba de los libros viejos que había leído o las que solía inventar llenas de fantasía. Todavía esta alumbrando la luna llena que me regalaste en Cartagena envuelta en papel celofán y las que cada noche me ofreciste. Las guarde todas debajo de la almohada para sacarlas cuando la soledad y el silencio lleguen a visitarme. Seguías creciendo en la entrega diaria, en la ternura, en la cordialidad con todas las personas que te rodean. Eres un ser singular. Nunca he estado tan unida a ti como ahora que preparas el barco para zarpar en otras aguas. Tu proyecto de vida me da coraje, me renueva. Parte hijo, parte tranquilo, que desde la otra orilla serás mi inspiración, mi amigo, mi vida. Dale la mano a Marianela y a su digna familia para unirlos y entender que ellos también serán parte de mí. La bendición hijo: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Ahora que mi corazón se sacude quiero decirte que siempre estaré en la protección hacia tu libertad y repetir las palabras de mi amigo el poeta: "No hay camino, dijo el maestro. Y si acaso hubiera, nadie podría encontrarlo. Y si alguien por ventura lo hallara, nadie podría enseñarlo a otro". Hijo, mi joya, mi estela de alegría y vida, gracias por haberme elegido para ser tu madre y vestir mis días de amor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario