Soy mujer tostada de sol y luna. Mi evangelio son las letras del alfabeto desparramadas en el temblor de una rosa.
Angelal
En mi voz de mujer
jueves, 2 de junio de 2016
Muñequitas quitapenas de Guatemala
Al abrir el recinto de los ancestros se asoman 6 pequeñas mujeres indígenas de atuendos coloridos, falda envuelta a la cintura sostenida con una cinturon de asteroides amarillos y blusa bordada con imágenes copiadas de las piedras. Sus brazos en cruz y las manos abiertas son consoladoras de la tierra entera.
Las muñequitas quitapenas son diminutas, como un pañuelo de cristal que absorben lágrimas. Las recibo con la certeza de ser una, de ser todas éllas en la memoria antigua del amor.
El ritual sella mi boca y acalla el grito que no termina de nacer, las penas se destiñen y el sol empezará a brillar por doquier.
Dicen que si las guardo debajo de la almohada, éllas se encargarán de recoger en la noche la tristeza vaga e infinita. Ellas invocan toda la tierra viva y le entregan al universo, hogar que conocemos, los puntos negros y los dejan sostenidos en la línea del tiempo.
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