
Tierra mi cuerpo
El árbol
desgajó la corteza
de los trinos.
Vuelvo a la sombra
de su hondura
y el cuerpo alucinado
guarda
amor a los tejidos.
Ceremonia del rocío,
la célula
viaja por el cuerpo
como estrella sola.
No se abandona la lozanía
que vivió en mí,
se disuelve hora tras hora
bajo el aljibe
como un mensaje festivo
en las desoladas aguas
del río.
Savia de samanes
sube por el tallo
hasta la última rama.
Ángela Penagos Londoño
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