Angelal

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El amor es una estación de preguntas y la luna lámpara de sombras sobre el cielo.

En mi voz de mujer




miércoles, 18 de mayo de 2011

Va de viaje mi alma - Finalista III concurso Relatos de Viaje-España


De entre 300 relatos que enviaron al III concurso de Relatos de viajeras convocado en Madrid, España, apoyado por el Ministerio de Igualdad, Unión Europea, Trang Word y Sabatica mi escrito fue seleccionad como finalista y será publicado en un libro con otros relatos ganadores.

Quiero compartir mi relato y la felicidad de este premio.

VA DE VIAJE MI ALMA

La vida es un viaje fabulado. Entre con miedo de no saber que hacer con ella. Yo he venido a espiar las culpas de Eva, de las que me hablaron cuando era niña y de las que nunca me pude escapar.

Escogieron para mí el nombre de Ángela convencidos de que mi bautizo me haría permanecer en estado de gracia.

A mis trece años todos los sentidos empezaron a aletear en mi ser como si fuera la llama ardiente de la que hablaba el sacerdote en la misa de las 6:00 de la mañana. Una presencia de culpa me hacia arrodillar recogida de miedo para confesar los signos de este océano de olas despertando en mi cuerpo.

Era el tiempo donde se estructuran las cosas, las formas, tenía que ver con las pasiones, ese paso de un estado a otro, la ebullición que motiva a comenzar de nuevo cada mañana, a tener paciencia y para seguir el viaje.

Recuerdo con claridad cuando me enamore. No sé si lo que sentía estaba ubicado en el corazón o en el hígado Estaba convencida de que había cogido el cielo con las manos y sin muchos razonamientos sobre la personalidad del hombre que me acompañaría, decidí dar el paso hacía los altares.

Me vestí de novia, caminaba con cierta feminidad, el velo era de leche y nata y mi naturaleza biológica estaba lista para entregar el útero eterno a la procreación.

Yo viví la cotidianidad, las luchas para sobrevivir hasta que llegaron los niños y sus juguetes. Los brazos abiertos esperando soltarle el miedo a los pasos nuevos.

Menos mal que los recuerdos todavía caminan sobre la intención de los besos entregados cada mañana, en los cabellos mojados y la borrasca de los desayunos empeñados en la mesa mientras corríamos al transporte que los llevaría al colegio.

Y evoco los juramentos que hice con mi pareja de estar juntos para toda la vida. No sé si a usted le ocurrió, pero a mi se me estrecho el amor de tal manera que un día salio corriendo por la puerta para no regresar.

Entramos en una especie de invernadero y los silencios se levantaban enfermos sin tiempo para la convalecencia, sin medicina para curarlos. Y ellos fueron la cuota para generar un caos y encontrarnos en un cruce de caminos.

He regresado a mi soledad, las ropas de mis hijos cuelgan en otros armarios y flotan las fotografías amarillas en los cajones sin llaves para el olvido.

Menos mal que he vuelto a jugar con trocitos de papel y un lápiz que tizna mis dedos con su punta mientras las palabras visten el desierto de mis días resucito entre poemas.

En mis cuarteles de invierno acudo puntualmente a la salida del sol y entre apretones de manos me doy cuenta que el viaje nunca termina, seguirá orbitando como los astros hasta después de la muerte.

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