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Sostenga en sus manos una vasija de barro. Acaricie la arcilla, llénala con algas, caballitos de mar. Adobe con ramitas de verbena, botón de oro. Mezcle con movimientos suaves.
Pronuncie la oración: Salga el mal, entre el bien, como entró Jesús a Jerusalén.
Con una cuchara de palo revuelva lentamente. Sirva en un pocillo de pedernal. Tome tragos largos y respire el aroma, mire como sin mirar las llamas amarillas de las velas encendidas.
Permanezca en espíritu, sienta flotar plumas blancas, te crecen alas grandes, patas cortas, cuello largo y pico naranja. ¡ Zas! ahora te has convertido en un ganso…con ese caminar tan pesado, lento y torpe.
ANGELA PENAGOS LONDOÑO
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