Angelal

Angelal
El amor es una estación de preguntas y la luna lámpara de sombras sobre el cielo.

En mi voz de mujer




sábado, 23 de julio de 2016

Tintineos- mensajes de vida de Ángela Penagos Londoño


Cada tintineo nos hace pasar por la sombra para que nos ilumine la conciencia y resuene la vida.

Mi querida bicicleta - poema de Ángela Penagos Londoño


Te vuelvo a ver
con tu corazón rosado
y el movimiento
de plenitud y sencillez
entre árboles
arreboles
y mi escuela.

Aprendí a andar en equilibrio
y el cuerpo cintilaba
unido a ti por el manubrio
tu docilidad
atravesaba la meta
más allá del júbilo.

Ahora estás
quieta
varada en el zarzo
arrumada con la maleta de cuero
antiguas leyendas
y la muñeca de trapo.

Este encuentro sella
la evidencia de los baches
dejados en regiones perdidas
y en las ruedas apagadas
del tiempo.

A tu alma viajera
vuelve una lágrima
y las dos siempre vamos
al descampado
siempre al aire,
a ese cielo abreviado
de la infancia.

Ángela Penagos Londoño

lunes, 11 de julio de 2016

domingo, 10 de julio de 2016

Línea curva - poema de Ángela Penagos Londoño




Sigo la línea
en la curvatura
del vino.

Serenada de amor
poseida de lucidez
entro a la vida.

la araña no abandona
su tejido elemental
la red sostiene
punto tras punto
el tiempo.

Ella espera ahí
el asomo del festejo
y colma hasta el borde
los sonidos arcaicos
del instante.

Angela Penagos

martes, 5 de julio de 2016

Ecos de marimba - poema Angela Penagos Londoño





Acomoda mi cuerpo destechado
en lo urbano de tu río
y esconde mi niñez
en el festejo de tus cerros.

Soy una niña negra amasijo de tierra.
Labios de pez. Oración de brasa
piel dispuesta para el rito.

Traigo en mis ojos el luto
largo de mi madre
paridora de penas y desvelo de siglos.

En la cinta de mi pelo percusión de selva
música invisible de un noviembre
sin retorno.

Ángela Penagos Londoño

viernes, 1 de julio de 2016

Tintineos - mi libro inédito

La máquina de moler-homenaje al poeta Francisco Thomas Miranda



Una soledad que hería atravesaba la noche. Francisco, hombre grueso divertido, de sonrisa amplia, no tenía otro deseo que ser poeta y decía que sabía que era el punto aparte. El ansía de ser alguíen en la vida se le había despertado desde su infancia. Recordaba como le tocaba obecer a su mamá que lo levantaba todos los días a la una de la mañana a moler maíz para envolver los fritos que vendía en la plaza de mercado desde sus 7 años de edad.

La máquina de moler Corona era su único juguete. Imaginaba que por las ranuras del molino salía la masa convertida en letras que se dispersaban formando imágenes que engranaba unas con otras y que acudían a
él en el fondo de su desamparo.

Allí se sentía liberado de la pobreza de su infancia. Su mamá lo escuchaba a menudo divagar. Francisco
le contaba historias que, no existían sino en su imaginación. Ella creía que le hacía daño la madrugada
de todos los día y lastimerante lo miraba girando sus ojos en medio de la resignación.

No obstante Francisco iba a la escuela y cuando llegaba era capaz de vender lo que se había quedado, haciendo de la venta un festín. Prendía la mecha con sus pregones: bollos, arepa d'huevo y construía
versos al tamaño de sus años infantiles.

Pasó el tiempo. Ella se enfermó de cáncer en los pulmones y tenía molestias para respirar y comer.
Llamó a Francisco y le dijo: -Francisco, me voy a morir pronto. Él se sentó a su lado, se acercó a
ella y vió en su mirada una secreta tristeza.

Tengo que decirte algo dijo. No me remuerde la conciencia por las circunstancias que nos tocó vivir
pero quiero pedirte perdón por las madrugadas y el abuso que cometí haciéndote trabajar a tu edad,
que a mi misma me disgustaba cuando te veía frente a la máquina de moler y cuando salías a la calle
a vender.Eres el niño que no tuvo infancia. Y me digo que si volvieras a nacer de mi, quiero que nos
toque otra forma de vida, otra tierra y que te acompañe tu tierna sonrisa. La muerte está próxima y
quiero advertirte que cuando eso ocurra quiero que cumplas 5 tareas.

El muchacho movió la cabeza suavemente y preguntó: ¿Y por qué yo,por qué yo, mamá. Las palabras de
su madre salieron cansadas y profundas: porque fuiste el hijo al que más duro traté y el que me ha
dado todo.

Empeñada en mostrarse con fuerzas, dijo:

No dejes que me velen en una funeraria. Quiero que me velen en mi casa.
Quiero que hagas dos ollas de sanchocho para que los que lleguen a verme no me lloren con hambre
Debes buscar en el cementerio una parte alta y en una esquina, consegui mi tumba para que me llegué
la brisa.
Además quiero que leas el poema que hiciste para mi.
Y no se te olvide nunca: Escribe, escribe, escribe hasta que se rompa la pita.

Francisco sorprendido se metió en su cama, la abrazó y le dijo: puedes confiar en mí, así lo haré. Permaneció en silencio viendo por la ventana la lluvia como telaraña de nostalgia suspendida del cielo
que mojaba la tierra. Sin querer una lágrina agazapada se asomaba en las pupilas y en las sombras
del adiós.

Ángela Penagos Londoño