Con las precipitaciones de los sonidos del tambor, la ocarina y la flauta viajamos por las selvas interiores, albergando el recuerdo de los ríos que alimentan nuetras vidas.
Con precipitaciones de las notas que viajan por el tambor y la flauta, nutren la memoria de un canto ancestral que nos invita al cuidado de ese precioso líquido que es el agua.
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