
A la hora del vuelo
Entre el ocaso y el alba
se alarga el ritual
y se horada el dolor.
Me desvanezco
cuando tanteas
mis labios
y buceas
en la sola dicha
besando la guarda
de mis senos.
Tu desnudez
inmaculada
retiene el amor
a la hora del vuelo.
Indultados ante la codicia
de lo eterno
solos
en lentitud de vuelo
encontramos la ambrosia
de la muerte.
Ángela Penagos Londoño
Libro Flor de Arizá
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