Angelal

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El amor es una estación de preguntas y la luna lámpara de sombras sobre el cielo.

En mi voz de mujer




miércoles, 17 de enero de 2018

Escribir es un diálogo con mis miedos interiores





La escritura es una experiencia sensorial, activa mis sentidos y me permite respirar a toda costa. Es encontrar en la memoria pedazos de historia y recuerdos que fluyen creando espacios de observación y lo hago con palabras para afincarme en una nueva realidad. Es la fuerza que cristaliza periodos de mudanza, es entrar en lo sacramental, es acción de gracias, petición y dádiva. Es en el lenguaje donde se produce el asombro, la belleza y se remueven las aguas estancadas.

Escribo para asumir los aciertos y las equivocaciones que me ayudan a desenredar las incógnitas de mi existencia para reconciliarme con la vida. Me permite reafirmarme sobre la tierra en esta búsqueda de lo bello y lo dificil.

Escribo para mirarme a mí misma y descubrir a través del lenguaje universos invisibles de la infancia, la plenitud de la maternidad, la amistad, la sexualidad y la esperanza.

Escribir es un diálogo con mis miedos interiores, mis ansías, mis deseos, revelando lo claro oscuro de mi conciencia. Cuando comienzo a rayar la hoja en blanco entiendo que hay una relación entre la materia y el pensamiento, la primera es gobernada por la razón y la segunda por la intuición.

Escribir es mi forma de manifestación humana, de entender el cosmos y el mundo que me rodea, liquidez de la palabra, aroma del sonido, lineas cerradas y abiertas. Para crear no puedo atar, debo soltar, imaginar, jugar, danzar y volar.

Desde la oscuridad del anónimato y el silencio en las horas de la madrugada me reivindico como noble obrera del oficio mientras los fantasmas deambulan sus siluetas esquivas mientras unos se van cantando, otros se quedan para llenar las páginas hasta los bordes.

Este es un ejercicio que hago a mano y luego paso al computador en mi primera corrección mientras escucho a Vivaldi, Chaikovski, Juan Sebastían Bach. Siento que escribir es caminar sobre la cuerda floja, mientras van saliendo frases cortas que armo una y otra vez hasta encontrar la palabra precisa.

Es inventar, simplemente inventar que puedo habitar los sueños del mundo. Estamos hechos de imágenes y de palabras.

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