Después de salir del río Cauca y recorrer el camino hacia el Puente de Occidente encontré un toldo que llama la atención porque están destilando guarapo y su dueno Jhon Henry Roldan me recibió con una sonrisa de luna y con los album donde registra todas las personalidades que lo visitan.
Además es un pintor y en su puesto están las pinturas, el lienzo y en sus manos el pincel. Con la alegría de los que saben, pulió el caballo candoroso que ya se asomaba.
Decoraba su lugar con ponchos pintados por el y mi amiga argentina, Mirta Godoy, pidió un fiambre, de esos que vienen en hojas de plátano y que al abrirse deja ver los frijoles, el arroz, el huevo, la carne en polvo. Ese plato antioqueño donde se encuentra el universo entero.
El corazon de un artesano es de nieve y sus manos son estrellas que alumbran lo que tocan.
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