CUARZO BLANCO
A Lucia, mi madre
No dire palabras
las he enredado en el cordel
de los ancestros
como hoja huérfana
bajo la sombra del naranjo.
Los surcos de mi rostro
acongojado
muestran la risa y el llanto
súbita lucidez suspendida
en la línea del espejo.
Vanidad del gesto
en el azogue despoblado.
Dicen que cada tarde
voy por senderos extraviados
hilando las madejas
de la ausencia.
La vejez es un cristal
de curazo blanco
guardado
entre mis párpados.
Ángela Penagos Londoño
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