
Rito para la seducción
Cada poro
es maná
para esta ceremonia.
El biombo en la penumbra
concede el inicio
al placer de la hora.
La onda del perfume
crece en la sábana
y envuelve en placidez
la cintura.
Lentitud de la música
arrastrando candelillas
de felina
agazapada
en su propia selva.
Ángela Penagos Londoño
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